viernes, 20 de septiembre de 2013

En medio del caos siempre podemos hacer un espacio de calma para una oración.

Anteayer tuvimos una buena experiencia con los niños antes de irnos a la escuela.

 Estábamos listos para salir de casa rumbo a la escuela cuando me di cuenta que se me había olvidado preparar el almuerzo de mi hijo mayor la noche anterior. Logre guardar la calma al recordar que nuestra meta de las mañanas es sacarle el lado chistoso a toda cosa negativa, salir de la casa felices y sin apuros sin importar lo que pase. Empecé a buscar la lonchera y los recipientes y no los encontraba por ningún lado, y ni tenía idea con qué los iba a llenar en caso de encontrarlos.

Decidí poner a todos los niños en el carro primero, ponerles el cinturón y luego buscar la lonchera. Cuando estaba en el carro poniéndole a los pequeños su cinturón les conté con un buen sentido de humor mi atraso y preocupación. Mi hijo mayor de 6 años inmediatamente me dijo, mostrando mucha confianza en su solución: "¿Por qué no hacemos una oración para que Dios le ayude a encontrar rápido las cosas y Él detenga el tiempo para que no lleguemos tarde a la escuela?". Me pareció una idea excelente y se lo hice saber. Todos nos pusimos en una posición reverente y le pedí a él que hiciera la oración. Cuando terminamos les expliqué que aun cuando no tenemos nada de tiempo y estamos muy apurados tratando de resolver nuestros problemas debemos detenernos para pedir la ayuda de Dios. 

Mientras le estaba poniendo el cinturón de seguridad a mi bebe, otra vez mi hijo me dijo: "Mami, tengo una idea. ¿Por qué no le pide prestada una bolsa de almuerzos a mi abuela y pone mi comida alli?". Yo le dije muy orgullosa: "¡Muy buena idea hijo!, voy a ir a buscarla ahorita". (Yo no tenía idea de lo que estaba hablando pero lo halagué para no desanimarlo). Cuando entré a la casa me vino el entendimiento... Ahhh, mi hijo estaba hablando de las bolsas de papel cafe que se usan para almuerzos. ¡Me pareció tan buena idea cuando la entendí!. Fui a buscar una, tome otros recipientes y puse lo que encontré (que fuera decente) como almuerzo. Luego me fui al carro e hicimos una oración de agradecimiento y le agradecí mucho a mi hijo por sus grandes ideas y por salvarnos el día.

Mientras íbamos en el camino les contaba a mis hijos que Dios contesta las oraciones de diferentes maneras; a veces nos contesta muy rápido dándonos justo lo que le pedimos; otras veces nos contesta con otra cosa que al final nos ayuda a conseguir lo que queríamos; en otras ocasiones nos dice todo lo contrario a lo que queremos; y otras mas simplemente no nos contesta hasta mucho, mucho tiempo después, si es que nunca, pero al final todas sus respuestas seran las mejores para nosotros. Expliqué que en nuestro caso no nos ayudó a encontrar la lonchera ni detuvo el tiempo como Caleb lo pidió en su oración, pero sí nos ayudó al darle una muy buena idea a Caleb, una idea que a mi no se me había ocurrido aunque era muy sencilla; expliqué que Dios no detuvo el tiempo, pero increíblemente, de los 4 semáforos en los que casi siempre nos detenemos cada vez que vamos a la escuela, solo uno estaba en rojo y eso nos ayudó a llegar en tiempo a la escuela. Les dije que esos son los milagros que Dios hace por nosotros, por lo general no hará milagros como los que hizo con la gente de Israel (En estos días estamos leyendo sobre el pueblo de Israel y cada milagro que Dios ha hecho para ellos al sacarlos de Egipto y al guiarlos en el desierto) pero Dios si hace milagros como estos que estábamos viviendo.
Les dije que  a algunas personas les cuesta creer que Dios les ayuda o que contesta sus oraciones solo porque no ven grandes milagros como los Israelitas y no se dan cuenta de los milagros pequeños que tenemos cada día. Tampoco creen que Dios contesta las oraciones porque no ven que les contesta rápido o haciendo lo que ellos le pidieron en su oración.
Caleb haciendo alarde de su buena memoria me recordó de algo que pasó hace 2 años: "¿Recuerda mami, que una vez yo perdí mi juguete de Woody (Personaje de la película infantil "Toy story") y usted me dijo que hiciera una oración para que Dios me ayudará a encontrarlo? Pues, yo hice la oración con mucha fe y nunca lo encontré.  Yo recuerdo muy bien ese día, nunca se me olvida.". 
Yo no sabia si con ese recordatorio que me hizo él estaba mostrando decepción o solo estaba dándome un ejemplo. Pero para asegurarme que no estuviera resentido con una respuesta que nunca llegó le expliqué que tal vez la respuesta del Señor fue que era mejor para Caleb nunca encontrar su juguete favorito para que aprenda a ser mas responsable y cuidar mejor lo que tiene. Mi hijo solo asentó con su cabeza. Les recordé una historia que leímos hace dos mes en  la revista Friend, la cual les gustó mucho; se llamada "He gives the best answers\ Él da la mejor respuesta" es sobre un niño que perdió su tortuga. Oró para encontrarla y no lo logró; él pensó que Dios no contestó su oración pero después se dio cuenta que la tortuga estaba enferma y de haberla encontrado, los hubiera contagiado a todos en la casa. Caleb dijo: ¡Sí, Dios sabe mas que nosotros!. Y mis otros niños siguieron emocionados recordando la historia de la tortuga...

En medio del caos siempre debemos crear un pequeño espacio de calma para una oración.
Las respuestas que recibamos del Señor pueden ser diferentes pero siempre serán respuestas. Él sí escucha todas las oraciones y siempre las contesta a Su tiempo y a Su manera. 


Anteayer fue una buena experiencia para todos. Siempre de un momento frustrante se pueden sacar sencillas e importantes enseñanzas.

A proposito, la lonchera estaba en la escuela...







No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tu opinión sobre este post o blog