domingo, 3 de julio de 2016

Las mentiras de las deudas

He estado meditando en las frases engañosas que he escuchado desde niña y que no me convencían mucho cuando la gente las usaba al tratar de justificar sus ataduras a las deudas innecesarias.

A continuación apliqué verdades y principios que para mí desmienten esas frases:

*Mentira:
 "Sé que no hay que meternos en deudas, pero no es justo que uno trabaje tanto y que todavía no tengamos nada".
*Verdad:
-El principio de "Si sabéis estas cosas, mirad que las hagáis", nos enseña que cuando no hacemos lo que sabemos, es porque no comprendemos bien lo que sabemos o lo sabemos pero no lo creemos. No tenemos fe.
-Tenemos el Principio de que El que siembra, cosecha. Esa es una ley que Dios puso en esta tierra. Todo trabajo será recompensado. Esa es Su promesa.
-Está el Principio de que todo tiene su tiempo y su hora. Toda siembra necesita tiempo para que de fruto. Yo creo que el que con paciencia espera, su fruto verá.
Pero a veces queremos algo ya, ahora. No podemos esperar a que salga el fruto.
-El principio que nos dio José de Egipto nos enseña que siempre tendremos algo si no desperdiciamos después de la cosecha.

*Mentira: "Yo sé que no debo endeudarme y yo sé que ésto que compré no es esencial PERO uno merece tener algo bueno de vez en cuando"
*Verdad:
-Sabemos que no debemos endeudarnos por cosas innecesarias y pretendemos que queremos obedecer ese principio, pero en realidad no nos importa. -Realmente en nuestro interior creemos que sí es esencial, al menos para nosotros, o sino no le pondríamos a nuestra familia o a nosotros mismos la soga de la deuda.
-Estamos en deuda con Dios. No nos merecemos nada. Somos menos que el polvo de la tierra.
-Ya tenemos muchas cosas buenas que Dios nos ha dado en su infinito amor y misericordia. Tenemos vida, un cuerpo, la naturaleza, familia, el conocimiento de que él existe, etc. Esas cosas son las más valiosas y las más buenas, y las tenemos.
-Somos desconformistas por naturaleza.
-Buscamos lo valioso en cosas vanas.

*Mentira: "Si no nos endeudamos, entonces nunca tendremos nada".
*Verdad:
-Las deudas no son "necesariamente" necesarias; aunque pocas pueden ser justificables.
-El ahorro es necesario. Dios nos aconsejó/mandó ahorrar para tiempos de necesidad. Y ciertamente esos tiempos vendrán. Tal vez esos tiempos nos afecten a nosotros directamente, pero sí a otros a los cuales tenemos la necesidad/obligación de ayudar.
-El principio del ahorro nos enseña que si guardamos ahorita, tendremos algo mejor después. Eso "mejor" puede ser abundancia, tranquilidad, satisfacción, libertad, seguridad y la habilidad para ayudar.
-Si aplicamos los principio del ahorro, autocontrol y la paciencia, podremos tener suficiente para comprar aquello que queremos sin comprometer nuestra libertad económica y tranquilidad emocional.

Esas frases mencionadas arriba vienen de satanás. Muchos las han repetido y se ha dejado engañar por ellas. He visto a personas con no muchos recursos económicos hundirse en las deudas y vivir encadenados todos sus días a ellas. Se engañan a sí mismos al tratar de justificar su mal juicio.
Conscientemente nos autoengañamos para justificar nuestra impaciencia, nuestra poca fe, nuestra falta de autocontrol, nuestra envidia, nuestra codicia, nuestra avaricia, nuestro deseo de comodidad inmediata o de obtener algo sin trabajarlo primero, nuestra presunción, nuestro amor a las cosas mundanas, el poco valor que le damos a nuestra libertad y nuestra poca consideración al bienestar de nuestro conjugue he hijos al tirarnos y tirarles la soga al cuello de la deuda innecesaria.

La economía está en sus tiempos difíciles. Las cosas están cambiando. Muchos trabajos de antes ya no existen y están siendo remplazados por máquinas. Hay y habrán muchos trabajos nuevos que jamás imaginamos. Necesitamos ser más autosuficientes, educarnos más, actualizarnos. Buscar ser más útiles para el mundo y obtener más habilidades irreemplazables. Necesitamos ser más independientes económicamente.
El evangelio nos enseña el importante Principio de buscar conocimiento, instruirnos, adquirir habilidades, y desarrollar muchos talentos, si hacemos eso, tendremos autosuficiencia económica. Una autosuficiencia económica va de la mano de una autosuficiencia espiritual. Si no tenemos una, tampoco tenemos la otra.