jueves, 3 de julio de 2014

No acercarte a los límites establecidos te ayudará a estar mejor protegido.

Anteayer durante la comida mi esposo leyó a nuestros niños unos artículos de la revista "Friends (Amigos)" de la iglesia, uno de ellos era "Safety and the Spirit (Seguridad y el Espíritu Santo)".

Habla de un niño (Zack) que se acababa de bautizar y recibido el Espíritu Santo.
Unos días después le pidió a su mamá salir en la bicicleta. Su madre le dio permiso pero le advirtió que tuviera cuidado. El niño fue a buscar sus zapatos en su habitación y vio el cuadro de Jesucristo que colgaba de la pared, el cual le recordó cuando fue bautizado y las palabras que compartió su maestra ese día: "Si escuchas a esa vos pequeña estarás a salvo. El espíritu te hablará casi como un susurro al oido para advertirte de los peligros". Luego la maestra le mostró un casco de bicicleta para ilustrarle que seguir al espíritu es como protegerse tanto física como espiritualmente en un mundo peligroso.
Antes de salir de su cuarto el niño vio su casco en su closet. "Usa tu casto", pareció decirle una pequeña voz. ¿Es ese el espíritu Santo? se preguntó. Decidió ponérselo y salió en su bicicleta.
De regreso a casa una camioneta le pegó a la parte trasera de su bicicleta y lo tiró a él junto con la bicicleta doblada a un lado de la calle.
El niño estaba temblando pero no estaba herido. Pronto recordó- ¡el  casco! ¡lo había protegido!.
Al llegar a casa le contó del accidente a la mamá y le dijo que no se había hecho daño porque el casco lo protegió ya que había escuchado una voz suave que le había advertido que se lo pusiera.

A mis hijos les encantó esa historia y hablamos un poco de la importancia de seguir el consejo de los profetas, del espíritu santo, de los padres y de los líderes para que podamos estar protegidos.

Hoy mi hijo Caleb(7 años) me pidió salir en su bicicleta para jugar en la acera de nuestra calle en el vecindario. Yo le dije que sí. Antes le pedí dejarme recordarle una historia. Repasamos la historia mencionada arriba. Mi hijo dijo que por supuesto que usaría su casco. Mi hijo se puso su casco y estaba listo para salir, pero otra vez lo detuve y le dije que primero le daría unas reglas a seguir para que él estuviera mas seguro y protegido:
1- Le dije que desde tal lugar hasta tal lugar podría llegar con su bicicleta y que no pasara esos límites. 2- Usar su casco siempre
3- No hablar con extraños
4- No cruzar cuando un carro en alguno de los estacionamientos de nuestros vecinos este con las luces de atrás encendidas, porque eso significa que alguien esta manejando ese carro y quiere retroceder.
5- Si un carro quiere entrar a uno de los estacionamientos de los vecinos, él debe detenerse y dajarle que pase.

Creo que después de esas advertencias a mi hijo le dio miedo ir a jugar solo afuera porque con expresión de asustado me dijo que iba a ser obediente a esas cosas pero prefería que yo lo estuviera con él afuera viéndolo.

Me fui afuera con él y su otro hermano menor. En el camino él me dijo: "Mami, siempre hay que seguir las reglar para estar protegido, ¡verdad!. Yo hice notar que estaba de acuerdo con él. Le recordé que por esa razón es importante que sigamos los consejos, mandamientos o reglas que nos dan nuestro profeta, nuestros líderes, los maestros, los padres y el Espíritu Santo, porque quieren que estemos protegidos.

Al estar afuera y empezar a jugar con su bicicleta noté que mi hijo se detenía como a dos o tres metros antes de llegar al límite que le había establecido para manejar su bicicleta y mantenerse bajo el alcance de mi vista. Le grité desde la puerta de la casa que podía ir hasta el límite que le marqué.
Mostrando mayor sabiduría de lo que podríamos calcular basándonos solo en su pequeña edad, mi hijo gritó de regreso: Esta bien. No quiero manejar mi bicicleta hasta el límite, prefiero detenerme un poco antes para no estar tan cerca del peligro. ¡Plop! Me fui para atrás como la famosa caricatura de Condorito.

Hace unos días atras mi esposo y yo estábamos hablando de por qué las autoridades generales de la iglesia no establecen un límite en cuanto a las películas que debemos ver. Nos referíamos a las clasificaciones como R o PG13 etc. En la plática comentábamos que como seres humanos nuestra tendencia es cruzar los límites que se nos ponen o al menos tocar el punto que este lo mas cerca posible del límites permitido. Por ello las autoridades casi nunca ponen un límite en las cosas; por ejemplo, no dirán cuántas horas es prudente estar en internet...
El problema con los limites es que atrás del límite esta el peligro, no hay un espacio seguro después de él, por ello es importante ni siquiera estar cerca del límite. La tentación empieza cuando se acerca al  límite, no cuando éste se traspasa.

Y como si mi hijo hubiera escuchado esa plática y comprendido el principio, aplicó esa lección no escuchada antes: No acercarte a los límites establecidos te ayudará a estar mejor protegido.