jueves, 19 de diciembre de 2013

Estacionamiento perfecto, algo emotivo para las mamás



Pensarán que esta entrada en el blog tiene algo de sarcasmo y burla, puede que tengan razón, pero hablo en serio ;). Esta es una obsesion real de las madres en cuanto a los parqueos, cosa incomprensible para otras personas. 

Logré apoderarme del puesto de estacionamiento mas perfecto del supermercado ¡Que suerte!. Para una madre con 4 niños pequeñitos y de edades muy cerca el uno del otro, ese acontecimiento es emotivo. 
Yo he hecho una oración de agradecimiento, yo he llorado de felicidad, yo he reído, yo he dado un grito de triunfo  ante esas pocas veces que he conseguido un buen puesto en un estacionamiento ...Y sí, yo he dado vueltas y vueltas en el carro para encontrar uno bueno o aunque sea uno lo mas cerca posible y también me he estacionado en puestos con lineas pintadas paralelamente (Muy rara vez). 

Las madres que tienen varios hijos pequeñitos se identíficaran conmigo y no me dejarán mentir en cuanto a las experiencias vividas en ese lugar tan aterrador.
¿Por qué llegamos a ser tan obsesionadas con algo tan superficial? Vivimos con la tentación de estacionarnos en los puestos para los deshabilitados, en aquellos de "No estacionar" y hasta en la linea pintada para los bomberos. 
La buena noticia es que ese "raro comportamiento u obsesión" no forma parte de esas tantas maneras de actuar "incomprensibles" que tiene la mujer. Es un comportamiento  justificado, se puede explicar, entender y hasta aceptar si logran conocer las circunstancias. Estas son las mías: 

Muchas mamás con niños pequeños evitan a toda costa tener que caminar un largo trayecto entre el auto y la tienda. Nosotras sabemos que ese trayecto se puede convertir en un campo equipado con todo tipo de peligros, debemos prepararnos para poner en práctica todas nuestras maniobras aprendidas; tener listos los brazos elásticos, preparar la voz de trueno, convertir los nervios de acero, convertir nuestra visión en biónica y lo mas difícil, tratar de no enojarse con el niño que corrió frente al carro que venía a mas de 25 MPH; con el que empezó a saltar en el lodo con sus zapatos nuevos; con el que trató de ser chistoso y se escondió por varios minutos detrás de otro auto para asustar a mamá en cuanto ella se acercará, sin notar siquiera la cara de preocupación de ella; con el que está cargando en brazos por ser muy pequeñito y por estar dando gritos ensordecedores porque quiere salir corriendo como los demás hermanitos; y con el que no sale del auto ya sea porque está cansado, enojado, haciendo un berrinche, gritando o dormido, y mamá tiene que cargarlo también o rogarle desesperadamente que se baje pronto porque sus hermanitos se perdieron entre los autos o tratan de cruzar la calle sin importarles las bocinas que suenan como locas y los autos con motores encendidos cerca de ellos. 
Entre mas cerca nos estacionemos, mas pronto terminará nuestro calvario y menos peligro correran nuestros pequeñitos. No tendremos que aguantar las miradas de crítica y enojo (hasta insultos) de la gente que ve a nuestros hijos caminar\correr por el estacionamiento sin tomar ninguna precaución, aparentemente porque la madre no les ha enseñado aún.

Muchas cosas pasan en ese trayecto. Me ha tocado cargar a dos niños al mismo tiempo mientras le grito al otro para que se aparte del carro que esta retrocediendo. He tenido que cargar el asiento de bebe con mi hijo a bordo, con la otra mano arrastrando por todo el pavimento al que no quiere entrar a la tienda y cargando unos cuantos meses de embarazo. Otras veces he puesto a todos dentro del carrito de comprar y presenciar las terribles peleas entre ellos. Entre mas reducido sea su espacio, mas tentación les da de pegarle al inocente que esta frente a ellos; he visto caer a uno de ellos porque no obedecía cuando le pedí muchas veces que se mantuvieran sentados. Los he visto aterrizar como aviones en la calle cuando corren sin control y luego escucharlos llorar del dolor en sus rodillas ensangrentadas y raspadas. He perdido por varios minutos a algunos de mis niños en el estacionamiento o dentro de la tienda cuando logran salir o entrar antes que yo, por tener mis manos ocupadas con mis otros hijos. Esos son minutos desesperantes para una madre. Y peor se pone la cosa cuando metes todo al carro y te das cuenta que una cosa en la lista de compras no esta tachada. Ni modo, hoy no tomaran leche, ni loca vuelves a entrar allí. ¡ah! pero la historia dentro de las tiendas sería en otro post, pero no lo escribiré, a menos que quiera desahogarme como ahorita.

Si mis excusas parecen no muy convincentes y exageradas, puede que tengas razón. Aunque nos pasamos quejando, al final, solo terminamos viéndolo como el día a día de una madre, pero aún asi, un buen puesto de estacionamiento no nos vendría mal.
Qué feliz me sentí cuando fui a una tienda y encontré el estacionamiento perfecto para mi, una madre embarazada y con tres niños pequeños. El rotulo decía: Reservado para embarazadas. ¡Aaaaleluyaaaaa!
Yo ya dejé de tener hijos asi que ese puesto ya no lo puedo usar. Como desearía que los establecimientos, tiendas y supermercados se compadecieran de las madres con niños pequeños y reservaran para ellas los estacionamientos que estan mas cerca. Eso nos ahorraría muchas frustraciones.

Este post no es de enojo, es de desahogo.

  Lo que me hizo escribir esto es que estaba recordando cuando fui a la capilla hoy, domingo en la tarde(día cuando empecé a escribir este post) y por segunda vez en 3 años logré agarrar el estacionamiento que esta justo frente a la puerta del edificio, a penas a unos 2 metros de distancia, y lo difícil que fue tratar de mantener a mis 4 hijos unidos caminando en dirección a la puerta, objetivo que no logré ya que ellos solo necesitan un corto espacio para poder distribuirse por todo el lugar y empezar a jugar en las montañas de nieve sin ropa adecuada y faltando solo unos minutos para que las reuniones dominicales comenzaran. La espiritualidad se me fue en unos segundos cuando les pedía sin resultados positivos que se metieran a la capilla. Eran solo 2 metros, 2 metros de caminar derecho. Ahora los 4 estaban esparcidos, yo tratando de meter a uno mientras los otros tres huían de mi pensando que era un tiempo apropiado para jugar de "Correr y atrapar" mientras mi esposo estaba en el pú lpito a punto de dirigir la reunión y preguntándose por qué su esposa y sus hijos no estaban ya sentados en la banca. Eso pasa cada domingo, y por eso llego siempre 45 minutos antes de que todo empiece, pero esta vez no lo hice y además en esta ocasión solo eran 2 metros que cruzar y mis expectativas estaban muy altas debido a ese número.  

¡2 metros!...

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